lunes, 11 de mayo de 2020

Reflexión de la semana.

              La lucha de la mariposa                                                


Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la  mariposa cuando saliera del capullo. Un día vio que había un pequeño orificio
y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por poder salir de capullo.

El hombre vio que forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño orificio en el capullo, hasta que llego un momento en el que aparentemente
no progresaba en su intento.

Pareció que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del orificio del capullo para hacerlo más grande, y así fue que por fin la mariposa pudo salir. Sin embargo al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas. El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba. Ninguna de las dos situaciones sucedió y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado,  y con sus alas Nunca pudo llegar a volar.

Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la  mariposa, para salir por él diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.

Libertad y el volar solamente podrán llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha,  también le fue privada su salud, la vida. Si Dios nos permitiese progresar por
nuestras vidas sin obstáculos, nos convertiría en inválidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes como podíamos haberlo sido.  ¡Cuánta verdad hay en esto!

Cuántas veces hemos querido evitar el camino de las dificultades, tomando esas tijeras y recortando el esfuerzo para poder ser libres. Necesitamos recordar que nunca
recibimos más de lo que podemos soportar y que a través de nuestros esfuerzos y caídas, somos fortalecidos, así como el oro es refinado con el fuego.

Nunca permitamos que las cosas que no podemos tener, o que no tenemos, o que no debemos tener, interrumpan nuestro gozo de las cosas que tenemos y podemos tener.

No pensemos ni nos enfoquemos en lo que no tenemos, disfrutemos cada instante de cada día por lo que tenemos y nos ha sido dado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario